domingo, 26 de mayo de 2013

Jorge Villazón debate con Alfredo Olmedo

Recientemente el diputado Alfredo Olmedo y el periodista Jorge Villazón realizaron un debate político ante las cámaras de televisión. 


Los dos tópicos discutidos fueron: el Servicio Militar Obligatorio y el abordaje del flagelo de las drogas.

Servicio Militar Obligatorio

La posición de Villazón con respecto al SMO es de clara oposición y rechazo. Su argumento más contundente es que el SMO representa un periodo perdido en la vida de un joven, ya que le quita la posibilidad de estudiar o de trabajar mientras se encuentra en las barracas. Olmedo replicó que servir a la Patria no es perder el tiempo sino retribuirle algo de lo mucho que nos ha dado, y sostuvo que, de todos modos, su propuesta para recuperar el SMO apunta más que nada a incorporar al Ejército Nacional a los jóvenes "ni-ni" (los que no trabajan ni estudian). 

Sin embargo percibo algo impreciso en la idea de Olmedo. Hoy en día trabajar no es algo sencillo en un país como el nuestro (las estadísticas recientes señalan que cerca del 8% de la población económicamente activa de la Argentina está desempleada). Y son los jóvenes los que más maltrato reciben tanto en materia de inserción como de estabilidad laboral, lo que significa que el desempleo es habitual entre los argentinos de la franja etaria 18-21 -que son los principales candidatos al SMO. 

El tema del estudio también tiene sus espinas. Hay que considerar, por un lado, que muchos jóvenes de entre 18 y 21 años se encuentran concluyendo el secundario -varios de ellos en la modalidad "acelerada" o cosas por el estilo-, así que técnicamente son "estudiantes", aunque, en realidad, ya no tengan la edad para serlo. Y, por el otro lado, hay que tomar en cuenta también que los estudios superiores no son nada extraordinario en la actualidad, vale decir es muy sencillo ir e inscribirse en un profesorado o una universidad (de hecho ahora hasta se les paga a los jóvenes para que lo hagan).

Por tanto creo que la propuesta de SMO de Olmedo debe ir acompañada de propuestas complementarias que resuelvan estas cuestiones. Con respecto al tema laboral lo que se podría hacer es, por ejemplo, elaborar leyes que sirvan para que los argentinos se vinculen al mundo del trabajo desde jóvenes. No sugiero que necesariamente se permita que los niños y los adolescentes trabajen, pero si sostengo que no sería malo inculcarles un poco de cultura emprendedora y permitirles ganar un poco de experiencia laboral antes de convertirse en mayores de edad. 

En cuanto al tema del estudio creo que todo pasa por recuperar la calidad educativa que se ha ido perdiendo progresivamente durante las últimas décadas. Si las escuelas locales tuvieran un examen de admisión para los estudios superiores (como ocurre en Francia con el Baccalauréat, en Italia con el Matura, en España con el Selectividad, en Chile con la PSU o en EEUU con el SAT) ello replantearía la función de la educación secundaria, terciaria y universitaria. Las universidades públicas, por ejemplo, reducirían drásticamente su número de desertores y la enorme e inservible legión de estudiantes crónicos que pueblan las Casas de Altos Estudios serían bienvenidos en las filas del Ejército Nacional, haciéndole un favor a ellos, a los docentes y a los otros estudiantes que se toman en serio su paso por la universidad. 

De esta manera se podría determinar claramente quienes serían los ni-ni candidatos al SMO: jóvenes que hubiesen fracasado en o que ni siquiera hubiesen rendido su examen de admisión a la educación superior, y jóvenes a los que les fuese imposible demostrar la posesión de un trabajo estable o que careciesen de un proyecto empresarial autónomo.  

El flagelo de las drogas

En materia de drogas, Villazón sostiene que el problema pasa no por lo legislativo sino por lo ejecutivo y lo judicial. Es decir, para el periodista las leyes anti-narcotráfico ya están hechas, entonces a lo que se debe apostar para lidiar contra las drogas es a la acción de jueces, ministros, gobernadores, presidentes e intendentes, la cual -según su punto de vista- es insuficiente en la actualidad. 

Para Olmedo, en cambio, sí hay una impronta legislativa que es determinante en materia de lucha contra las drogas. El Diputado Nacional señala que mientras que hay países en donde sus Parlamentos le han impuesto la pena de muerte a los mercaderes de la muerte, él tiene colegas que intentan a toda costa despenalizar el consumo de drogas, lo que sería el primer paso para legalizar esas sustancias y desatar el negocio de las adicciones.

Aquí si estoy plenamente de acuerdo con Olmedo. En materia de drogas debería de haber una competencia entre los poderes del Estado para determinar cual de todos es el más implacable en contra del flagelo; jueces, legisladores, mandatarios, todos deberían demostrar su grado de argentinidad atacando a la drogadicción y al narcotráfico, el genocidio que más nos amenaza. 

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