Algo
característico del kirchnerismo es su trato hacia las mayorías y hacia las
minorías. Socialmente los kirchneristas ejercen la demagogia, mientras que
culturalmente son tiránicos. Es decir, cuando les toca enfrentarse a la mayoría
que habita el país (los pobres) lo hacen del modo más demagógico posible. Y el
resto del tiempo promueven un fetichismo por las minorías (homosexuales, presos,
inmigrantes, etc), que hace que dichas minorías terminen gozando de toda clase
de privilegios.
El
único al que el kirchnerismo desprecia es al trabajador que se identifica
simplemente como “argentino”. Ese tipo de persona que respeta las leyes, cumple
horarios, vive de su esfuerzo, trata que a su familia no le falta nada, respeta
al prójimo y ayuda a los vecinos es una suerte de enemigo del Modelo –y, paradójicamente,
es el que mantiene vivo al Modelo, dado que es su principal financista. Cristina
ama a todos excepto a ti.