viernes, 10 de mayo de 2013

Acabar con las caretas

La Subsecretaría de Prevención y Emergencia de Salta desarrolla actualmente una campaña para capacitar a diversas instituciones en materia de manejo de catástrofes. Para ello organizan y dirigen simulacros de evacuación. La última aventura de este organismo tuvo lugar en casas de juegos de azar, y fue impactante constatar que la gran mayoría de las personas que estaban en esos lugares se negaron a colaborar en las actividades propuestas para mejorar la seguridad del sitio. Y lo hicieron por el simple hecho de que no querían abandonar momentáneamente sus apuestas.

Claramente este episodio nos habla de un espantoso mal contemporáneo: la ludopatía. La misma es parte del mundo de las adicciones.

Se tiende a pensar que los adictos son gente de escasos recursos y con pocas expectativas en su futuro, pero la realidad es que cualquier persona, sin importar demasiado su edad o sus ingresos, puede convertirse en adicta. Ciertamente se entiende que aquel que nada tiene se incline por la autodestrucción, por lo que a todos escandaliza el enterarse de que una persona de buena posición económica y dueña de sus decisiones es esclava de sus adicciones.

Lo peor es que ese tipo de adictos abundan en nuestro país. Y muchos de ellos ocupan cargos públicos, vale decir son responsables de los destinos de nuestra República. Esta semana el diputado provincial pejotista Horacio Thomas presentó un proyecto de ley muy similar al que Alfredo Olmedo había presentado el mes pasado en el Congreso de la Nación: solicitar a los funcionarios públicos que declaren cuáles son sus adicciones. En concreto Thomas propuso realizar exámenes toxicológicos para que se sepa quienes tienen conductas adictivas y se les impida llegar a asumir sus puestos de servidores públicos si se encuentran mentalmente afectados por ello.

Uno podría pensar que tanto Thomas como Olmedo están lanzando consignas incendiarias sólo para llamar la atención, pero yo creo que esto no es mera pirotecnia verbal. Creo, de hecho, que si se efectivizaran propuestas como la de Thomas y Olmedo saldría a la luz que muchos personajes reconocidos de la política provincial y nacional son unos patéticos adictos al alcohol, a las drogas, al juego y a otras cosas. ¿Podemos confiarles el presente a gente así? ¿Podemos dejar que los viciosos se hagan pasar por gente respetable? ¿Podemos permitir que hayan tantas caretas entre la gente que tiene que poner la cara?

No hay comentarios:

Publicar un comentario